Fuego

Un cuento que escribí hace poquito y quería compartirlo con ustedes.

Estaba investigando un caso de incendio provocado que se llevó 4 vidas en Pilar, quería recopilar datos acerca del pirómano que  había echo tal atrocidad. Me llega la información de que el sádico en cuestión estaba internado con graves quemaduras, algunas de segundo grado, pero que podía hablar con quien quiera saber del porque.
Llego hasta donde estaba y vi a una persona completamente destruida, quemada al 100 por ciento de su cuerpo pero completamente consciente, me pidió que pase para que hable con el, quería contarme con lujo de detalles lo que sucedió en ese día. Esto fue lo que me dijo:
"Estaba solo, encerrado en mi cuarto. Sentía deseos por prender fuego algo, no sabía porque pero lo necesitaba, necesitaba incendiar algo.
"Salgo para la cocina y saludo a mi vieja, agarro mi mochila y unos bidones y me voy, llego a una estación de servicio y le pido al que laburaba ahí que llene los bidones de nafta común, le pago y salgo a caminar.
"Hacía camino hacia un barrio cerca del centro, pocas casas, poca gente, era el horario de la siesta. Llego y veo un auto estacionado en medio del campo, cosa rara en un lugar como este aunque no me importo en lo más mínimo. Voy hacia el lugar y empapo el auto con el combustible, mientras sonreía de forma extraña, me daba placer el hecho de que iba a prender fuego un auto, me excitaba...
"Termino de vaciar uno de los bidones del auto dejando una estela de combustible en el piso, saco un cigarrillo y una caja de fósforos, enciendo el tabaco y arrojo el fósforo hacia donde estaba la estela que había dejado cerca del auto. Me alejo un poco para ver el espectáculo, las llamas decorando la carrocería del vehículo, los paragolpes tornándose negros, me deleitaba con el show que el fuego me estaba brindando.
"El summun del asunto llegó cuando el motor explotó, reventando el capó, dibujando una lluvia de metal encendido en el aire, me enloquecía, me excitaba, quería más. Me alejé rápido de ahí, sabiendo la reacción futura de los vecinos del lugar pero no sin pensar en lo que hice, orgulloso de mi opera prima, necesitaba hacerlo de nuevo.
"Vi mi segundo golpe en una mueblería, más precisamente en una sommier con su colchón, ingreso al lugar sin que me divisen, como si fuese un ninja, saco el segundo bidón y empiezo a verter su contenido sobre la cama, quedaba un poco de nafta en el recipiente, así que lo vertí algunos muebles de madera. Saco otro fósforo pero esta vez directamente para incendiarlo todo, deleitando con la primera llama, quería quedarme a disfrutar de mi creación pero sabía que tenia que irme.
"Me quedo sentado en frente al local viendo como todo se prendía fuego, la gente saliendo de ahí despavorida, otros con fuego en su cuerpo, esas imágenes me volvían loco, me trastornaban y eso me gustaba demasiado. Tal fue mi excitación que dejé mi mochila y me metí a la hoguera que acababa de fabricar a ver el show de cerca, me rocié con un poco de nafta para que el fuego sea parte de mi.
"Veía como mi piel era consumida por el fuego mientras los bomberos hacían su trabajo, se me ampollaban los brazos, se me quemaba el rostro, mis ropas eran armaduras de llamas, el dolor y la excitación se apoderaron de mi, no quería salir de ahí, estaba en mi salsa hasta que en un momento pierdo el conocimiento, pensé que estaba muerto hasta que me desperté en este lugar. Fue el mejor día de mi vida".
Su relato me transmitió una sensación de terror mezclada con intriga pero me atrapó, me dio una visión de lo que siente un pirómano por el fuego, por la necesidad de quemar cosas aunque no puedo entender como estas cosas pueden darle placer a un ser humano. 3 días después del incidente, el joven incendiario moría en el hospital a causa de sus heridas, sus últimas palabras habían sido estas: "no me culpen a mi, fui esclavo del placer". Las manías son muy complejas a veces, este chico me intrigó demasiado pero gracias a su relato pude terminar mi informe, sentí un poco de culpa porque no llegó a ser juzgado para darle justicia a las familias de los fallecidos pero me sentí conforme por el hecho de que el caso había sido resuelto.